4.4 La familia Bernoulli
Si hay algún ejemplo de que la genética influye en el talento, ese es el de la familia Bernoulli, original de Amberes, por entonces en los Países Bajos españoles (hablamos de la guerra de independencia de los Países Bajos, que duró 80 años), y que emigró para escapar de la persecución de los hugonotes (protestantes). Tras un breve período en Frankfurt se establecieron en Basilea, Suiza.
Jacob Bernoulli (1654 - 1705), también conocido como Jacob, Jacques o James Bernoulli, era el hermano mayor de Johann Bernoulli. En 1690 se convirtió en la primera persona en desarrollar la técnica para resolver ecuaciones diferenciales separables. Se familiarizó con el cálculo mediante su correspondencia con Gottfried Leibniz, y colaboró con su hermano Johann en varias aplicaciones
Su obra maestra fue Ars Conjectandi (el Arte de la conjetura), un trabajo pionero en la teoría de la probabilidad. La publicó su sobrino Nicholas en 1713, ocho años después de su muerte por tuberculosis. Los términos ensayo de Bernoulli
y números de Bernoulli
son resultado de su trabajo. También existe un cráter en la Luna bautizado cráter Bernoulli en honor suyo y de su hermano Johann.
El físico y matemático Daniel Bernoulli (1700-1782) fue el más famoso de la familia. Nació en Groningen el 8 de febrero de 1700. Pasó los primeros 5 años de su vida en esta ciudad, donde su padre trabajaba como catedrático . Matemático y físico, también se doctoró en medicina en 1721 con una tesis sobre la respiración. En 1724, Catalina I de Rusia le propuso junto a su hermano Nicolás para la recién fundada Academia de Ciencias de San Petersburgo. Un año después, ambos se instalaron en la ciudad rusa, donde Nicolás trabajaría como profesor de mecánica, y Daniel como profesor de Fisiología.
Nicolás fallecería poco después a causa de unas fiebres. Daniel permaneció en la Academia donde fundó una escuela rusa de fisiología mecánico-matemática a la que invitó a su amigo y compañero de estudios en Basilea, Leonhard Euler. En San Petersburgo participó en los cálculos necesarios para la construcción de más de 80 fuentes, estanques y un acueducto en el Palacio de Verano, residencia de los zares. Fue famoso por desarrollar la teoría de la mecánica de fluidos.
Pero en su vertiente de investigador médico también desarrolló un resultado fundamental. Hasta aquel momento lo habitual era dejar sangrar a los enfermos como remedio de casi todo. Los sangrados se basaban en las investigaciones de Hipócrates en el siglo V a.C. Había descubierto que los procesos inflamatorios se debían a una acumulación de sangre y que tan sólo había que disminuir la cantidad de ésta en el cuerpo humano para curar al paciente. El método se hizo tan popular que se convirtió en la técnica para tratar casi cualquier enfermedad. El problema era que ningún médico sabía hasta dónde llegar, y el ojo clínico era la única herramienta para parar a tiempo el drenaje de fluido.
Tanto Aristóteles como Hipócrates habían otorgado al corazón la responsabilidad de producir calor para el cuerpo. Tuvieron que pasar 23 siglos para que William Harvey afirmara que el corazón es como una bomba, y nuestros vasos sanguíneos constituían una red de canales. El único método para conocer la presión de un fluido lo descubrió Edme Mariotte, y consistía en dejar que el líquido saliera libremente por la tubería para que golpeara contra un balancín vertical con una pesa en el otro extremo. Bernoulli, con su experiencia en la teoría de fluidos, pensó que, si la presión es la misma en todas las direcciones, dará igual seccionar el conducto que pincharlo en un solo punto. De esta forma un pequeño chorro emana verticalmente llegando a una altura determinada. Si la altura era grande, la presión sería alta; si la altura era pequeña, la presión sería baja. Se le ocurrió poner un pequeño capilar de vidrio en el lugar del pinchazo. El líquido subía por el capilar hasta una altura proporcional a la presión, pero sin que se derramara un chorro constante de líquido. El sistema funcionó igualmente con una arteria. Sólo había que repetir la metodología y observar la altura de la columna de sangre. Pronto todos los médicos de Europa adoptaron esta técnica antes de dejar sangrar a un paciente.