Ensayo sobre el dinero

del comercio renacentista al sistema financiero moderno

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Fecha de publicación

7 de febrero de 2024

Introducción y cronología

Con la aparición del protestantismo en el siglo XVI, los creyentes luteranos y calvinistas se vieron liberados de la prohibición de la usura. Esta circunstancia posibilitó la generalización de prácticas mercantiles y facilitó la acumulación de capitales, dando lugar a lo que se conoce como la “ética del dinero”.

En esta época, que corresponde al nacimiento del capitalismo, tener dinero se convirtió en el valor supremo de la vida. El dinero dejó de ser simplemente un medio para convertirse en un fin en sí mismo. Actuar de manera racional se asociaba con trabajar de manera más eficiente para obtener la máxima cantidad de riqueza. La nueva ética protestante tenía una característica distintiva: el ascetismo.

El ascetismo es una práctica o estilo de vida que involucra la renuncia a ciertos placeres o comodidades materiales en busca de objetivos espirituales o religiosos. En el contexto del ensayo sobre el dinero, el ascetismo se relaciona con la ética protestante, como la que Max Weber exploró en su obra “La ética protestante y el espíritu del capitalismo” (“Die protestantische Ethik und der Geist des Kapitalismus” en alemán), publicado por primera vez en 1905. Esta ética asociada al protestantismo influyó en la acumulación de riqueza y desempeñó un papel crucial en el desarrollo del capitalismo.

De este modo se podría explicar por qué muchas casas parroquiales de la época se convirtieron en centros creadores de empresas capitalistas. La virtud capitalista del sentido de los negocios, sumada a la forma de propiedad, impregnaba y regulaba todos los actos de la vida según la ética protestante. Para esta ética, el enriquecimiento se percibía como una señal de predestinación para la salvación eterna. Esta conexión entre la ética religiosa y el desarrollo del capitalismo es un tema central en la obra de Max Weber.

Por otra parte, desde la Baja Edad Media y el Renacimiento (siglos XV-XVI), se experimentó un notable crecimiento del comercio. Fue en este contexto que surgió la necesidad de organizar de manera más técnica las nuevas y crecientes relaciones políticas y comerciales. En 1494, Luca Pacioli, un destacado matemático y franciscano italiano, contribuyó significativamente al desarrollo de la contabilidad.

La contabilidad nació en este periodo para apoyar las crecientes actividades comerciales y se apoyó en las matemáticas para hacer evidente el volumen de negocio, las ganancias, el capital invertido y el patrimonio del empresario. La contabilidad se convirtió en una herramienta fundamental para registrar y analizar las transacciones comerciales de entonces.

En este contexto histórico, la imperante necesidad de iniciar nuevos proyectos empresariales que requerían capital se hace aún más evidente mediante el análisis contable. Los comerciantes, al enfrentarse a la demanda de más capital del que poseen, se ven compelidos a explorar fuentes de financiamiento para tanto la concreción de nuevas iniciativas como el desarrollo de aquellas ya existentes. En este punto crucial, la contabilidad no solo ofrece una visión analítica nítida, sino que también revela la imperiosa necesidad (o la ociosidad) de recursos monetarios que pueden actuar como impulsores fundamentales para el crecimiento económico, considerándolos como factores productivos esenciales.

La dinámica del dinero como recurso financiero se cristaliza con la práctica del préstamo. En este escenario, los recursos del prestamista se convierten en socios temporales del prestatario, quien paga una retribución por el servicio de la deuda

Este proceso da origen a la teoría de Keynes sobre la preferencia por la liquidez, la cual se traduce en el tipo de interés que caracteriza nuestras transacciones financieras actuales. El tipo de interés, en esencia, representa el precio que pagamos por el dinero o, inversamente, el rendimiento que obtenemos por prestarlo. Esta interacción financiera es fundamental en la comprensión de la circulación del dinero y la dinámica económica contemporánea.

En el vasto escenario del pensamiento económico y social, el capitalismo emerge como un sistema que ha dejado una profunda huella en la historia de la humanidad. Este sistema, a menudo atribuido a Adam Smith como su padre intelectual, encuentra en el trabajo de Max Weber una perspectiva única al conectarlo con aspectos como la ética protestante, especialmente la doctrina calvinista de la predestinación, que contribuyeron a la formación de un ethos que fomentaba el ascetismo y el trabajo diligente.

Estos valores, según Weber, sostiene que ciertas prácticas asociadas al ascetismo protestante, como la búsqueda de la excelencia en el trabajo y la acumulación de riqueza como un signo de predestinación, contribuyeron al surgimiento del capitalismo moderno.

Este enfoque aleja el pensamiento económico clásico del capitalismo según este autor, al decir que: “En sí mismo, el capitalismo no es un fenómeno económico: es el modo de vida de la sociedad económica capitalista que se origina, en última instancia, en una revolución ético-religiosa, en la concepción puritana de la vida.”

En conjunto, explorar estos elementos proporciona una visión más completa de cómo el capitalismo, enraizado en el ascetismo, impulsado por la contabilidad, y sustentado por el sistema financiero, ha dado forma a la sociedad contemporánea. En este contexto, el análisis de déficit y superávit se convierte en clave para comprender las complejidades económicas que definen nuestro mundo actual. Este viaje por los pilares del pensamiento económico nos invita a reflexionar sobre cómo estos conceptos se entrelazan para dar forma a la economía moderna y desafiar nuestras nociones preexistentes de igualdad y riqueza.

El desarrollo del pensamiento económico de los últimos siglos ha sido vasto, pero elegimos iniciar este breve ensayo sobre el dinero, reconociendo a Adam Smith como el padre intelectual de la política económica y una figura central en el desarrollo del pensamiento capitalista. No obstante, nos centraremos principalmente a partir del trabajo de Max Weber para comprender cómo los excedentes monetarios generan un mercado financiero, donde los agentes pueden financiarse, y donde cobra verdadera relevancia el papel del dinero en la sociedad contemporánea

La cronología del pensamiento capitalista, delineada en el gráfico, revela que la publicación de “La Riqueza de las Naciones” por Adam Smith en 1776 marcó un hito inicial en el análisis del capitalismo desde una perspectiva de política económica. Sin embargo, fue a partir del trabajo de Max Weber, a partir de 1867, que se amplió la comprensión hacia una visión más profunda que trasciende las cuestiones macroeconómicas, explorando la génesis social del capitalismo. Weber y sus seguidores construyeron un puente entre aspectos macro y microeconómicos, analizando minuciosamente las interrelaciones dentro del sistema económico y financiero.

La obra de Weber introdujo la idea crucial de que las creencias religiosas, en particular la ética protestante, influyeron significativamente en la acumulación de capital y la formación del sistema económico. Este enfoque detallado permitió entender las complejidades y motivaciones a nivel individual y comunitario que impulsan la dinámica capitalista.

Al observar la historia del pensamiento económico, se evidencia que, tras Weber, se desencadenó una serie de trabajos que analizan las interrelaciones con mayor detalle. Autores posteriores, como Keynes, allanaron el camino hacia la comprensión de factores microeconómicos y su impacto en la macroeconomía. La lectura de estos trabajos proporciona una visión más completa y matizada del sistema económico y financiero actual.

En el caso de Weber y Marx, presentaron enfoques distintos sobre la sociedad, la economía y la influencia de la religión en el desarrollo del capitalismo. las críticas de Weber a Marx se centran en la visión unidimensional de la economía como motor exclusivo del cambio social, abogando por un enfoque más amplio y multidimensional que incorpora factores culturales, religiosos y de acción social. Marx, en cambio, ve la religión como una superestructura que refleja las condiciones económicas y no como una fuerza independiente. Weber critica este determinismo y destaca la importancia de la acción social, la interpretación de significados y la influencia de las ideas en la configuración de la sociedad; Weber, aunque reconocía las tensiones sociales, no compartía la visión determinista del conflicto. Para él, la acción social y la interpretación de significados eran cruciales para entender la dinámica social.

Por ejemplo, la obra de Milton Friedman ha sido fundamental para la promoción del capitalismo liberal y la defensa del libre mercado. En su influyente trabajo “Capitalism and Freedom” (1962), Friedman aboga por un enfoque minimalista del gobierno en la economía, defendiendo la idea de que el mercado libre es el mejor mecanismo para asignar recursos y maximizar la eficiencia económica. Su énfasis en la importancia de la libertad individual y la reducción de la intervención estatal ha tenido un impacto duradero en las políticas económicas, especialmente en las décadas siguientes a su publicación.

Por otro lado, John Maynard Keynes, con su obra “Teoría General del Empleo, el Interés y el Dinero” (1936), desempeñó un papel crucial en la formulación de políticas económicas durante el siglo XX. Keynes revolucionó la teoría económica al proponer que los mercados no siempre se autorregulan eficientemente y que las intervenciones gubernamentales, como el gasto público, podrían ser necesarias para estimular la demanda agregada y combatir el desempleo. Su enfoque en la “preferencia por la liquidez” destaca la importancia de la psicología y las actitudes hacia la incertidumbre en las decisiones financieras y la demanda de dinero.

La combinación de las ideas de Keynes y Friedman ha generado debates continuos sobre la intervención estatal en la economía y el equilibrio adecuado entre el mercado y la planificación gubernamental.

Iniciar con el trabajo de Max Weber proporciona un enfoque más cercano a la sociología y la filosofía, lo cual considero más adecuado para los objetivos de este ensayo. Este enfoque ofrece una perspectiva que trasciende los aspectos técnicos y cuantitativos, permitiendo así una comprensión más profunda de las complejidades que definen nuestro sistema económico contemporáneo.

Es crucial destacar la “perversión” que la usura ha supuesto en este contexto. A lo largo de la historia del cristianismo, la usura ha sido condenada en términos religiosos, pero su práctica ha persistido, contribuyendo significativamente a la desigualdad económica. Este análisis nos permite entender mejor el concepto de usura y su impacto en la sociedad.

La prohibición de la usura ha sido una preocupación en la tradición cristiana a lo largo de la historia. En la Edad Media, la Iglesia Católica condenaba la práctica de cobrar intereses por préstamos, considerándola pecaminosa. Aunque las interpretaciones cristianas han variado con el tiempo, la condena inicial influyó en las percepciones culturales y económicas en la sociedad cristiana.

En el Islam, la usura también es estrictamente prohibida. La Sharia, la ley islámica, prohíbe el cobro de intereses (riba). Las finanzas islámicas han evolucionado como alternativa, buscando cumplir con los principios islámicos. En lugar de intereses, utilizan contratos basados en la participación en beneficios y pérdidas, como Mudarabah y Musharakah.

Ambas tradiciones, cristiana e islámica, comparten una aversión histórica hacia la usura. Sin embargo, mientras que en el cristianismo las interpretaciones pueden variar y algunas ramas han adaptado su postura, en el Islam, la prohibición es más absoluta, buscando proporcionar alternativas éticas y justas al sistema financiero convencional, donde la equidad y la participación en riesgos y beneficios son esenciales. En comparación, las prácticas financieras cristianas contemporáneas no están tan formalizadas, y la actitud hacia la usura puede variar según las interpretaciones denominacionales y personales.

El dinero, al convertirse en un factor productivo, ha abandonado el antiguo modelo en el cual todos los hombres eran iguales en cierta medida, ya que sus capacidades de trabajo no diferían significativamente. La capacidad de acumular y transferir capital financiero de generación en generación ha alterado esta igualdad relativa, dando forma a un panorama económico donde la influencia de la riqueza se perpetúa a lo largo del tiempo.

En resumen, al analizar la obra de Max Weber y examinar la perversión de la usura, buscamos comprender el dinero como un concepto contemporáneo y un factor productivo que ha alterado la dinámica social y económica. Este cambio ha dado lugar a desigualdades, ha cuestionado las nociones previas de igualdad en modelos económicos anteriores, y ha revelado las complejidades asociadas con el dinero en la sociedad.